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Audiobooks Narrated by Sofia López
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Uno de mis máximos anhelos cuando era pequeño era ser escritor, pero escritor de los buenos y para lograrlo tenía que estudiar y prepararme bien. Empecé a estudiar algunos libros que me ayudaran a escribir un libro profesional solo que en aquellos años (1980) cuando deseaba hacerlo aún no había Internet ni redes sociales. Otra desventaja era que no tenía a disposición una escuela donde pudiera tomar clases de escritura, que pena, todo estaba en contra para los escritores noveles, además teníamos cerradas las puertas de las editoriales, ellos no arriesgan su dinero con un escritor principiante. Ellos solamente invierten su capital en autores de éxito, y si no me equivoco pienso que todos los escritores que han sobresalido han tenido que invertir su propio dinero para hacer que la fortuna o la suerte se inclinara de su lado, eso sí, tienen que ser escritos de buena calidad. Pero como el mundo da vueltas y vueltas, hay cambios, tuvimos la fortuna de ver nacer la internet, que maravilla. El mundo de pronto se vio inundado de infinidad de información, pudimos aprender cosas sin contar con un maestro al lado, solo necesitábamos tener un ordenador o computadora como le quieras llamar a un lado de nosotros. Con las redes sociales y la internet como aliados hemos sido capaces de escribir nuestros libros distribuirlos y venderlos y ahora ya podemos comunicarnos a cualquier rincón del mundo literalmente.
La mente es la herramienta más poderosa que tenemos. Es capaz de grandes cosas. Siempre y cuando podamos controlarla. La mayoría de las personas cree controlar su mente, pero es la mente quien realmente lleva el mando.
Nuestra mente está compuesta por dos partes. La parte consciente, donde ocurre todo lo que requiere de lógica de nuestra vida, como cuando creamos un menú semanal o revisamos la agenda para marcar una cita, y la parte inconsciente, es la que se encarga de controlar la respiración, latidos del corazón y demás funciones que ocurren «en automático», pero también es la que hace aparecer esos pensamientos espontáneos y la que se encarga de poner las emociones a lo largo de nuestra vida.
Ahora, pensemos un momento. ¿Estamos decidiendo el tipo de pensamientos que deseamos tener? ¿Somos capaces de manejar nuestras emociones? O por el contrario, ¿nos enojamos con facilidad? ¿Tomamos decisiones de último momento? ¿Nos la pasamos dudando y cambiando de idea constantemente?
Si respondimos que sí a alguna de estas últimas preguntas, es probable que no tengamos el control de nuestra mente. Muy por el contrario, nuestra mente está como un caballo desbocado y fuera de control.
Y cuando esto sucede, nuestra vida se ve afectada, ya sea de forma negativa o siendo tan impredecible y cambiante que nos resulta fácil sufrir ataques de ansiedad o pánico. Sufrimos en el trabajo, en las relaciones y nuestro cuerpo también sufre.
